sábado, 24 de diciembre de 2011

Bertolt Brecht en Normal Uno



En noviembre estrené Normal Uno, una comedia musical dramática que, tras un receso, continuará en cartel el año próximo.

En su sinopsis, en el programa de mano, se lee:

Normal Uno es una comedia musical dramática, con recursos del teatro brechtiano. Le propone al espectador reflexionar sobre las capacidades y las diferencias, y realizar sus propias elecciones. Destacan sus dos canciones: la Canción del Diferente y el Rap del Adaptado cantadas en vivo por el elenco.

Los espectadores del circuito porteño de teatro independiente provienen mayormente del círculo de amistades o familia, y del mismo teatro independiente.

Como esta vez pude romper un poquito esos círculos, vinieron a ver la obra muchas personas que han preguntado en qué consistían esos recursos del teatro brechtiano.

Brecht es uno de mis ídolos, y no lo voy a disimular. Vayan algunas palabras que pongan orden a cierta biografía y pinten a grandes palotes a una vida. Bertolt Brecht fue un dramaturgo y director teatral alemán, marxista, que vivió una vida relativamente corta -58 años- que terminó en 1956. Además de teatro, escribió poesías y novelas, sin contar numerosas canciones insertas en sus obras teatrales y ensayos sobre arte. En diversas etapas de su vida fue perseguido: por los nazis, en 1933 –se exilió a comienzos de ese año y sus libros fueron quemados- y por el Comité de Actividades Antiamericanas, en EEUU, lo que implicó un nuevo exilio en 1947. Consiguió establecerse en Berlín Oriental, en la ex Alemania Oriental, donde fundó el Berliner Ensemble, un teatro y grupo teatral dedicado a poner en escena la estética teatral brechtiana: el teatro épico (Epischestheater).

Comprender cabalmente el concepto de teatro épico requiere conocer en profundidad la obra de Brecht, su obra crítica, sus apuntes de las puestas, y aún diría que requiere despojarse de cuanto uno ha oído hablar sobre teatro, para sumergirse de cabeza en una forma distinta de concebir al arte teatral. Pero podemos hacer el intento de dar algunas pautas que lo caractericen.

El teatro épico es un teatro que considera al arte como elemento transformador de la realidad. Como herramienta de transformación. Persigue que el teatro cumpla su función tradicional de entretener y no desdeña del mismo como generador de emociones, pero sólo si a la vez consigue hacer reflexionar al espectador, haciéndole tomar un rol participativo a su mirada, que no debe ser pasiva, sino atenta, activa, transformadora; y el espectador debe ser llevado a tomar decisiones.

Como la emoción es una gran enemiga de la razón, y el teatro conduce casi invariablemente a la identificación del espectador con los personajes y a la catarsis, el teatro épico pretende que el público no olvide jamás que está en el teatro, que no se olvide de que está asistiendo a una representación teatral. De esa manera, pensaba Brecht, el espectador podrá echar mano continuamente a su capacidad reflexiva, no obnubilada por los sentimientos. En lugar de presentar una acción ante la cual el público asiste pasivamente como espiándola, se le presentan situaciones frente a las cuales es necesario tomar decisiones de índole ética. Para lograr tal fin, se valió de un recurso propio, uno de los grandes aportes brechtianos a las artes escénicas: el efecto de distanciamiento (Verfremdungseffekt).

Este efecto de distanciamiento es la puesta en práctica de cierto conjunto de recursos escénicos al que el autor y el director echan mano para conseguir evitar la catarsis. Se trata de recursos que muchos otros autores y directores, antes y después, han utilizado en sus puestas teatrales, pero lo que los convierte en elementos del teatro épico es justamente su finalidad de ponerlos al servicio un teatro destinado a transformar la realidad, a través de la reflexión a que es llevado el espectador.

Basta con leer cualquier obra de Brecht para encontrar ejemplos, pero podemos indicar, entre muchos recursos destinados a quebrar la ilusión teatral, a romper con la convención teatral: la ruptura de la cuarta pared entre actores y público; el empleo de canciones (y donde lo importante es qué se dice en ellas, antes que cómo se las canta), canciones que interrumpen la acción; un particular empleo de la iluminación que evita la creación de climas escénicos; el pasaje del personaje al actor y del actor al personaje en medio de la representación; el empleo de carteles, fotografías o filmaciones; la puesta del público a tomar decisiones de índole moral; el desborde del espacio escénico; el empleo de un narrador, ajeno a los personajes (o bien los mismos actores se salen del personaje para narrar qué les está pasando a los personajes que encarnan); la exhibición de todos los artificios teatrales: los actores esperan en escena su turno para entrar a la acción, aún mientras no actúan; o cambian la escenografía o su vestuario a la vista del público, a plena luz; la utilización de máscaras o zancos; la intercambiabilidad de los personajes entre los actores, durante la misma función; etc.

Ahora, quienes han asistido a cualquiera de las funciones de Normal Uno están en condiciones de evaluar dos aspectos: qué recursos del teatro épico se han utilizado en la puesta, y si el empleo de los mismos está orientado a la finalidad del teatro épico, esto es, a suscitar la reflexión transformadora en el público. Lo segundo no puedo responderlo yo, más que como expresión de mis intenciones: sólo ustedes pueden decir si lo he logrado. Pero lo primero es más objetivo y palpable. Pondré algunos ejemplos:

• Los actores esperando al público cuando ingresa a la sala.

• El reparto que hacen de la poesía de Brecht, en mano, mientras los espectadores se van acomodando.

• Las dos canciones, que interrumpen la naturalidad de la acción.

• La ruptura de la cuarta pared que hacen varios personajes.

• El pasaje del personaje al actor, y la vuelta del actor al personaje.

• El final (obviamente no contaré el final, ni qué recurso se utiliza en el final. Pero el final es puramente brechtiano).

¿Pueden ustedes indicarme otros recursos empleados? Hay más. O pueden decirme en qué momento cada actor pone en práctica alguno de estos recursos.

Para terminar, transcribo el poema de Brecht que se reparte en mano al comienzo de Normal Uno, porque es casi una declaración de principios del Epischestheater:

No acepten lo habitual como natural
pues en tiempos de confusión generalizada,
de arbitrariedad consciente,
de humanidad deshumanizada
nada debe parecer imposible
                                              de cambiar.



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